La gente de mi alrededor me mira, me observa cada día más atentamente, atónitos, se preguntan sin saber qué me pasa exactamente. Intento entrar con la mirada fija, haciendo ver que no me entero de nada, les sonrío de tanto en tanto, pero en mi interior, un cuchillo se me va clavando, cada vez más adentro, no puedo sacármelo, y se vuelven a repetir los temblores, los sudores, el sufrimiento que me ataca cada día sin descanso. Solo desaparece de una manera sencilla, volviendo a empezar.
Nona